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lunes, 2 de febrero de 2015

LA GENERACIÓN DEL 98

LA NOVELA DE LA GENERACIÓN DEL 98





                                          

  1- CONTEXTO HISTÓRICO



             A la hora de elaborar estas preguntas te puede ser muy útil este vídeo donde podrás encontrar la mayoría de las respuestas : desastre del 98  
            1.1 - ¿Qué sistema político sigue vigente en la España de finales del siglo XIX y principios del XX?.
El sistema político se mantiene, es la Restauración, el partido liberal y el conservador se intercambian el poder cada cierto tiempo. En principios del XX cambian sus líderes y ahora el partido liberal es dirigido por Maura que sigue al Regeneracionismo intentado acabar con el caciquismo y las viejas costumbres. Este continúa hasta 1923, cuando Rivera realiza un golpe de Estado iniciando la Segunda República.

            1.2- ¿Cómo era la situación económica de España a finales del siglo XIX?.

España depende de la industrialización y la agricultura, la primera se sitúa en el País Vasco y Cataluña, se busca trabajo en las fábricas que son los sitios donde hay mejor paga, el sueldo diario es de entre tres y cuatro pesetas, las mujeres cobran la mitad. En el campo se vive todavía peor, un 70% de la población vive en ellos y es analfabeta, hay una mala distribución de las tierras y la escasez de agua hacen de la agricultura algo difícil, las tierras en general son improductivas y por ello la solución es irse a las ciudades o la inmigración suele ser la única vía de escape. La industrialización del país no es suficiente para todos y la gente emigra a zonas como Chile, Argentina, etc.
     
            1.3- ¿Cómo era el nivel cultural de la población española?

España es un país atrasado, muchos de los niños que viven en este son analfabetos. Un 64% de la población del país no sabe ni leer, ni escribir y buscan trabajos como la industria que son unos que no requieren de un exceso de estudios.

            1.4- ¿Qué ocurrió en 1898?.

EE.UU interviene en el Imperialismo de España acusándola del hundimiento de uno de sus acorazados, el Maine que estaba anclado en el puerto de La Habana. Más tarde EE.UU derrota a España en las batallas de Santiago de Cuba y Cavite, lo que supone una gran derrota para España y su proyecto imperialista, perdiendo así, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, sus últimas colonias. Se inicia como consecuencia la Generación del 98 y el Regeneracionismo. 

            1.5- ¿Qué supuso ese acontecimiento en la historia de España?

Este desastre no supone realmente un cambio político, si no que es algo más simbólico al ser las últimas colonias que quedaban. Se da un movimiento antimilitarista en la sociedad española, el ánimo de los españoles cae en el pesimismo y la frustración. Surge entonces la Regeneración, dirigidos por Joaquín Costa, los cuales buscan una solución a los males de la patria mediante críticas y planteamientos para el futuro de España.

           1.6- ¿Cómo reaccionó la gente ante el desastre? El siguiente fragmento de El árbol de la ciencia de Pío Baroja  puede ayudarte a encontrar la respuesta.

Nace la Generación del 98, un grupo de intelectuales que se dedican a la búsqueda de uno mismo. Esto invade todo tipo de actividad cultural. Buscan salir de ese pesimismo y frustración que invaden la España de la época y buscan a su vez encontrar una solución a los problemas del país mediante críticas de carácter filosófico.



       A los pocos días de llegar a Madrid, Andrés se encontró con la sorpresa desagradable de que se iba a declarar la guerra a los Estados Unidos. Había alborotos, manifestaciones en las calles, música patriótica a todo pasto.


       Andrés no había seguido en los periódicos aquella cuestión de las guerras coloniales; no sabía a punto fijo de qué se trataba. Su único criterio era el de la criada vieja de la Dorotea, que solía cantar a voz en grito mientras lavaba, esta canción:

                                                       Parece mentira que por unos mulatos
                                                       Estemos pasando tan malitos ratos.
                                                       A Cuba se llevan la flor de la España
                                                       Y aquí no se queda más que la morralla.


       Todas las opiniones de Andrés acerca de la guerra estaban condensadas en este cantar de la vieja criada. Al ver el cariz que tomaba el asunto y la intervención de los Estados Unidos, Andrés quedó asombrado. En todas partes no se hablaba más que de la posibilidad del éxito o del fracaso. El padre de Hurtado creía en la victoria española; pero en una victoria sin esfuerzo; los yanquis, que eran todos vendedores de tocino, al ver a los primeros soldados españoles, dejarían las armas y echarían a correr. El hermano de Andrés, Pedro, hacía vida de “sportman” y no le preocupaba la guerra; a Alejandro le pasaba lo mismo; Margarita seguía en Valencia.

      Andrés encontró un empleo en una consulta de enfermedades del estómago, sustituyendo a un médico que había ido al extranjero por tres meses. Por la tarde Andrés iba a la consulta, estaba allí hasta el anochecer, luego marchaba a cenar a casa y por la noche salía en busca de noticias. Los periódicos no decían más que necedades y bravuconadas; los yanquis no estaban preparados para la guerra; no tenían ni uniformes para sus soldados. En el país de las máquinas de coser el hacer unos cuantos uniformes era un conflicto enorme, según se decía en Madrid. Para colmo de ridiculez, hubo un mensaje de Castelar a los yanquis. Cierto que no tenía las proporciones bufo-grandilocuentes del manifiesto de Víctor Hugo a los alemanes para que respetaran París; pero era bastante para que los españoles de buen sentido pudieran sentir toda la vacuidad de sus grandes hombres.
Andrés siguió los preparativos de la guerra con una emoción intensa. Los periódicos traían cálculos completamente falsos. Andrés llegó a creer que había alguna razón para los optimismos.
Días antes de la derrota encontró a Iturrioz en la calle.
—¿Qué le parece a usted esto? —le preguntó.
—Estamos perdidos.
—¿Pero si dicen que estamos preparados?
—Sí, preparados para la derrota. Sólo a ese chino, que los españoles consideramos como el colmo de la candidez, se le pueden decir las cosas que nos están diciendo los periódicos.
—Hombre, yo no veo eso.
—Pues no hay más que tener ojos en la cara y comparar la fuerza de las escuadras.
Tú, fíjate; nosotros tenemos en Santiago de Cuba seis barcos viejos, malos y de poca velocidad; ellos tienen veintiuno, casi todos nuevos, bien acorazados y de mayor velocidad. Los seis nuestros, en conjunto, desplazan aproximadamente veintiocho mil toneladas; los seis primeros suyos sesenta mil. Con dos de sus barcos pueden echar a pique toda nuestra escuadra; con veintiuno no van a tener sitio dónde apuntar.
—¿De manera que usted cree que vamos a la derrota?
—No a la derrota, a una cacería. Si alguno de nuestros barcos puede salvarse será una gran cosa.



     Andrés pensó que Iturrioz podía engañarse; pero pronto los acontecimientos le dieron la razón.
El desastre había sido como decía él; una cacería, una cosa ridícula. A Andrés le indignó la indiferencia de la gente al saber la noticia. Al menos él había creído que el español, inepto para la ciencia y para la civilización, era un patriota exaltado y se encontraba que no; después del desastre de las dos pequeñas escuadras españolas en Cuba y en Filipinas, todo el mundo iba al teatro y a los toros tan tranquilo; aquellas manifestaciones y gritos habían sido espuma, humo de paja, nada.




         







            1.7- ¿Para los Regeneracionistas cuál era la única solución para acabar con los males históricos de España?.

La única solución para ellos era la de acabar con la oligarquía y el caciquismo, además de la corrupción política para resolver todos los males del país. También dar prioridad a la educación para que la gente no pudiera ser engañada de manera fácil. En esa época la gente estaba engañada por los medios de comunicación y era algo que les influía hasta el punto de creer que lo español era lo mejor.
    
             1.8- ¿Qué fue la Institución Libre de Enseñanza?

Fue una Institución fundada en 1876 por varios profesores, como Giner, Azcárate, Salmerón, Montero Ríos, Figuerola, etc. Para ir en contra de las estrictas medidas de enseñanza superior impuestas en el reinado de Alfonso XII por el ministro de Fomento, Manuel de Orovio. La Institución estaba dirigida a la enseñanza superior y a la secundaria, su credo era el ser neutrales religiosa y políticamente, además de ser independientes al Estado y cualquier comunión religiosa.

Los regeneracionistas son intelectuales que antes del desastre del 98 ya habían denunciado que la Restauración era corrupta y que los males de España se originaban por la educación. La enseñanza en esa época es muy restringida y conservadora. Es por todo esto que fundan la ILE que presenta un modelo educativo nuevo, una educación laica y moderna, que fomenta el vínculo entre el profesor y el alumno y que crea hombres críticos y capaces en la vida para cambiar el país. 

Pero tienen contras, dado que es un modelo educativo privado, por lo que acudía gente adinerada y con visión progresista. A su vez, debido a la falta de medios y al rechazo del Estado, obligan a la Institución a dejar atrás a la enseñanza superior, quedándose así a una escuela de niños, donde se daba importancia a la educación sobre la enseñanza. El objetivo era forjar hombres dando a la ética un papel vital.

             1.9- ¿Acabó el desastre del 98 con el sistema político español que entonces había?.

No, la alternancia de poder fue continuando entre liberales y conservadores, sucediéndose entre líderes hasta que en el 14 de Abril de 1931 se instaura la Segunda República, acabando así por fin con la Restauración borbónica.
       
                                            2-     DEFINICIÓN DE GENERACIÓN DEL 98

            
             2.1- ¿Qué se entiende por Generación del 98? ¿Quiénes eran sus miembros?

La Generación del 98 es un movimiento de escritores descontentos con el estado de España debido mayoritariamente a la corrupción política de la época provocada por La Restauración. Es un periodo que se inicia en el año 1898 tras el conocido desastre del 98, que es la pérdida de las últimas posesiones coloniales de España en América debido a una guerra con EE.UU.

Tras el desastre del 98, España se tinta de un profundo pesimismo bañado en la frustración de la población. Es un país atrasado económica y socialmente, además de que parte de una política basada en la corrupción de los liberales y los conservadores.

La gente del país comienza a darse cuenta de los falsos propósitos de la Restauración y de la forma con la que se pretenden conseguir. La gente deja de ser ciega y empiezan a pensar que España necesita cambios.

La Generación del 98 parte de la idea de que España necesita un cambio y para ello se basan en muchos principios antes utilizados por los regeneracionistas como Ginés de los Ríos. Es por eso mismo que crean la Institución Libre de Enseñanza, para que todo el mundo posible pueda ser educado y que se den cuenta de lo que necesita España. La solución más factible para acabar con los males del país es acabar con el caciquismo y la oligarquía, además de proporcionar educación libre para la población. Estos, a su vez, intentan renovar la literatura que era una de tipo realista, por ejemplo, Unamuno crea las nivolas.

Algunos de los escritores pertenecientes a la Generación del 98, son: Baroja, Unamuno,Antonio y Manuel Machado, Azorín, Maeztu, Benavente, Gabriel y Galán e Ibañez.

            2.2- Los dos grandes temas de la Generación del 98 son España y las cuestiones existenciales:

                   2.2.1- España:
                        
                   -  En los escritores de la Generación del 98 hay una evolución ideológica a la hora de afrontar los problemas de España. Explica en qué consiste: ¿qué diferencias hay entre las soluciones que dan cuando son jóvenes y cuando ya están en plena madurez?

En sus inicios buscan la crítica del estado de España mediante un sentimiento de rebeldía y protesta sociales plasmado en denuncias y manifestos, pero a medida que van desarrollando su idea sobre que eso no surge efecto se postran de una manera más idealista y desengañada basándose muchas veces en los valores tradicionales de España y en su propia historia.

                   -Cuando analices las soluciones de su madurez, explica por qué dan tanta importancias al paisaje y a la historia de Castilla. 


Ellos creen que el paisaje de España es lo que le da el carácter y la propia cultura creada a lo largo de toda su historia, una historia creada por cada habitante a lo largo de su vida, es por esto que los paisajes son representados fielmente y con una mezcla de dolor y de amor en ellos. Para la Generación del 98, Castilla es la que da el sentimiento Español, un sentimiento patriótico creado mediante la unificación del país.

               - ¿Cómo era para ellos el verdadero espíritu español al que habíamos renunciado?.

Para ellos el verdadero espíritu español, es uno lleno de historia que va siendo definida por la vida cotidiana, la del día a día de cada uno de los habitantes españoles.
            



                   2.2.2- Problemas existenciales:

                   - ¿Qué temas existenciales les preocupaban esencialmente? 

Suelen transmitir mucho sus preocupaciones de temas que trascienden sobre la realidad, es por ello que hablan mucho de Dios, de la vida humana, de la muerte, etc. Normalmente lo hacen dando un aspecto pesimista y nostálgico para recuperar el tiempo transcurrido.


También es muy común que busquen en los más profundo de su propio yo y que manifiesten la soledad como un estado de ánimo, a su vez, también tienen un concepto del mundo basado en el desengaño y el escepticismo.






                             - En líneas generales, ¿qué visión tenían acerca de la vida?.

Tenían una visión ampliamente pesimista, nostálgica y frustrada sobre la vida, es por ello que sufren de tantos problemas existenciales y de crisis a lo largo de sus vidas y de una manera constante. 


                                                                 3- PÍO BAROJA  
    
                                                 3.1- Haz una rápida biografía
           

Pío Baroja nace en San Sebastian en el año 1872 pero reside la gran parte de su vida en Madrid, donde estudia la carrera de medicina además de doctorarse con una tesis sobre el dolor. Más tarde trabaja durante un corto periodo de tiempo en la medicina, pero vuelve a Madrid donde se topa con algunos escritores como Azorín y Maeztu que le integran en el mundo de la literatura, la cual será su gran pasión. Publica sus primeras obras en el año 1900, y tras viajes por toda Europa y España publica su obra ''El arbol de la ciencia'' en 1911 una de las más importantes. Su vida comienza a tornarse en una de origen sedentario dedicada al completo en la escritura. Ingresa en la Real Academia y durante la Guerra Civil reside en Francia pero luego retorna hacia Madrid donde muere en el año 1955.
            
               3.2- - Ideología:
           

                        3.2.1- Ideas sobre la vida:
                       -  ¿Qué relación hay entre su idea de la vida y la teoría de la evolución de Darwin?

Baroja al igual que Darwin piensa que en el mundo solo sobreviven los adaptados, aquellos que se han desarrollado o han desarrollado una ventaja para poder subsistir en el medio, es por ello que se dice que el más fuerte es el que vive sobre el más débil que es el que perece.

                       -  A continuación tienes dos fragmentos de su novela más importante: El árbol de la ciencia . A través del personaje de Iturrioz, Pío Baroja expone su punto de vista. Léelos y contesta las siguientes preguntas:

                                                                    TEXTO 1

                       1- ¿Quién sobrevive en la vida? ¿A costa de qué?

En la vida sobreviven los más fuertes, aquellos que han sido capaces de desarrollarse y adaptarse adquiriendo ventajas para su supervivencia a costa de los más débiles, los cuales no han sabido adaptarse y de los que se aprovechan los fuertes.

                       2- ¿Qué actitud adopta Iturrioz ante esas injusticias? ¿Por qué? Busca en el diccionario la palabra "ataraxia" y relaciónala con esta actitud.

Baroja toma una postura en la que nos cuenta que la justicia es algo relativo y que lo justo siempre va a ser lo que nos convenga. Para explicarlo, nos pone una serie de ejemplos: una hiena muere a manos de un tiro, una araña es pisoteada y un hombre toma la sombra de un árbol. Eso a el parecer de todos nos parecería lo más normal y justo pero en cambio si le damos la vuelta a las situaciones veríamos que es malo para nosotros y rehuiríamos de la justicia. Lo justo es justo dependiendo de las preferencias de cada uno.


Es por ello que dice que realizar cualquiera de esas acciones no sirviría de nada, ¿podemos matar a una araña para que no coma moscas?, si, pero eso no evitará que otras trescientas arañas se las coman.



Ataraxia: Estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores.


Baroja se torna tranquilo en un estado de ataraxia, dado que este siente mera tranquilidad ante situaciones que al parecer del hombre serían perturbadoras.




                                Andrés habló de la gente de la vecindad de Lulú, de las escenas del hospital; como casos extraños, dignos de un comentario; de Manolo el Chafandín, del tío Miserias, de don Cleto, de Doña Virginia...

—¿Qué consecuencia puede sacarse de todas estas vidas? —preguntó Andrés al final.

—Para mí la consecuencia es fácil —contestó Iturrioz con el bote de agua en la mano—. Que la vida es una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando los unos a los otros.

Plantas, microbios, animales.
—Sí, yo también he pensado en eso —repuso Andrés—; pero voy abandonando la idea. Primeramente el concepto de la lucha por la vida llevada así a los animales, a las plantas y hasta los minerales, como se hace muchas veces, no es más que un concepto antropomórfico, después, ¿qué lucha por la vida es la de ese hombre don Cleto, que se abstiene de combatir, o la de ese hermano Juan, que da su dinero a los enfermos?
—Te contestaré por partes —repuso Iturrioz dejando el bote para regar, porque estas discusiones le apasionaban—. Tú me dices, este concepto de lucha es un concepto antropomórfico. Claro, llamamos a todos los conflictos lucha, porque es la idea humana que más se aproxima a esa relación que para nosotros produce un vencedor y un vencido. Si no tuviéramos este concepto en el fondo, no hablaríamos de lucha. La hiena que monda los huesos de un cadáver, la araña que sorbe una mosca, no hace más ni menos que el árbol bondadoso llevándose de la tierra el agua y las sales necesarias para su vida.

                               El espectador indiferente, como yo, ve a la hiena, a la araña y al árbol, y se los explica. El hombre justiciero le pega un tiro a la hiena, aplasta con la bota a la araña se sienta a la sombra del árbol, y cree que hace bien.


 —Entonces ¿para usted no hay lucha, ni hay justicia?

—En un sentido absoluto, no; en un sentido relativo, sí. Todo lo que vive tiene un proceso para apoderarse primero del espacio, ocupar un lugar, luego para crecer y multiplicarse; este proceso de la energía de un vivo contra los obstáculos del medio, es lo que llamamos lucha. Respecto de la justicia, yo creo que lo justo en el fondo es lo que nos conviene. Supón en el ejemplo de antes que la hiena en vez de ser muerta por el hombre mata al hombre, que el árbol cae sobre él y le aplasta, que la araña le hace una picadura venenosa; pues nada de eso nos parece justo, porque no nos conviene. A pesar

de que en el fondo no haya más que esto, un interés utilitario ¿quién duda que la idea de justicia y de equidad es una tendencia que existe en nosotros? ¿Pero cómo la vamos a realizar?

—Eso es lo que yo me pregunto ¿cómo realizarla?

                               —¿Hay que indignarse porque una araña mate a una mosca? —siguió diciendo Iturrioz—. Bueno. Indignémonos. ¿Qué vamos a hacer? ¿Matarla? Matémosla. Eso no impedirá que sigan las arañas comiéndose a las moscas. ¿Vamos a quitarle al hombre esos instintos fieros que te repugnan? ¿Vamos a borrar esa tendencia del poeta latino:

                               “Homo, homini lupus”, el hombre es un lobo para el hombre? Está bien. En cuatro cinco mil años lo podremos conseguir. El hombre ha hecho de un carnívoro como el chacal un omnívoro como el perro; pero se necesitan muchos siglos para eso. 


                                                                           TEXTO 2
                  1- ¿Por qué Iturrioz (Baroja) cree que la ciencia, es decir, el conocimiento, hace al hombre más infeliz?

Baroja cree que el conocimiento hace dolencia a las personas, la verdad a veces duele y eso es lo que quiere decir. La ciencia y el conocimiento son como una droga, cada vez quieres adquirir más y más y esas ganas por avanzar, por inventar, hacen que al final te destruyas. Para esta explicación nos pone el ejemplo claro de el árbol de la vida y el árbol de la ciencia, en la Biblia. 



Es por ello que Baroja dice que cuanto menos conocimiento sobre la ciencia más felicidad para el hombre, pues este no sufrirá al descubrir que sus deseos, como por ejemplo una vida después de la muerte no pueden ser reales desde el punto de vista racional, al igual que un montón de ejemplos más.




- Ya la ciencia para vosotros —dijo Iturrioz— no es una institución con un fin humano, ya es algo más; la habéis convertido en ídolo
—Hay la esperanza de que la verdad, aun la que hoy es inútil, pueda ser útil mañana

—replicó Andrés.

—¡Bah! ¡Utopía! ¿Tú crees que vamos a aprovechar las verdades astronómicas alguna vez?

—¿Alguna vez? Las hemos aprovechado ya.
—¿En qué?
—En el concepto del mundo.
—Está bien; pero yo hablaba de un aprovechamiento práctico, inmediato. Yo en el fondo estoy convencido de que la verdad en bloque es mala para la vida. Esa anomalía  de la naturaleza que se llama la vida necesita estar basada en el capricho, quizá en la mentira.
—En eso estoy conforme —dijo Andrés—. La voluntad, el deseo de vivir, es tan fuerte en el animal como en el hombre. En el hombre es mayor la comprensión. A más comprender, corresponde menos desear. Esto es lógico, y además se comprueba en la realidad. La apetencia por conocer se despierta en los individuos que aparecen al final de una evolución, cuando el instinto de vivir languidece. El hombre, cuya necesidad es conocer, es como la mariposa que rompe la crisálida para morir. El individuo sano, vivo, fuerte, no ve las cosas como son, porque no le conviene. Está dentro de una
alucinación. Don Quijote, a quien Cervantes quiso dar un sentido negativo, es un símbolo de la afirmación de la vida. Don Quijote vive más que todas las personas cuerdas que le rodean, vive más y con más intensidad que los otros. El individuo o el pueblo que quiere vivir se envuelve en nubes como los antiguos dioses cuando se aparecían a los mortales. El instinto vital necesita de la ficción para afirmarse. La ciencia entonces, el instinto de crítica, el instinto de averiguación, debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que es necesaria para la vida. ¿Se ríe usted?
—Sí, me río, porque eso que tú expones con palabras del día, está dicho nada menos que en la Biblia.
—¡Bah!
—Sí, en el Génesis. Tú habrás leído que en el centro del paraíso había dos árboles, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal. El árbol de la vida era inmenso, frondoso, y, según algunos santos padres, daba la inmortalidad. El árbol de la ciencia no se dice cómo era; probablemente sería mezquino y triste. ¿Y tú sabes lo que le dijo Dios a Adán?
—No recuerdo; la verdad.
—Pues al tenerle a Adán delante, le dijo: Puedes comer todos los frutos del jardín pero cuidado con el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que tú comas su fruto morirás de muerte. Y Dios, seguramente, añadió: Comed del árbol de la vida, sed bestias, sed cerdos, sed egoístas, revolcaos por el suelo alegremente; pero no comáis del árbol de la ciencia, porque ese fruto agrio os dará una tendencia a mejorar que os destruirá. ¿No es un consejo admirable?       


                 3.2.2- Ideas sobre España:



                -  ¿Cuáles creía que eran los males de España?

Para él, los males de España eran: el caciquismo, la corrupción política, la pobreza, el sistema político vigente, etc. Además de criticar también la falta de cultura, el atraso científico y la envidia que tenía la sociedad, la cual nos hacía incapaces de proyectos en grupo con un mismo fin.

                -  ¿Confiaba en que la política solucionara los problemas de España?¿Por qué?.

No, pues él poseía una amplia desconfianza respecto a la política la cual no le dejaba expresarse abiertamente sobre temas relacionados, por esto que todas sus obras se presentasen en todo tipo de terrenos de España. Todo ello incluyendo que tuvo contactos anarquistas y que despreció el comunismo, el socialismo y la democracia. Por lo que deducimos que era de un lado más liberal y radical.

                -  Lee estos dos fragmentos de El árbol de la ciencia y contesta a las siguientes preguntas:



                                                                         TEXTO 1  
     

                        1-¿Qué sistema político se ve reflejado en Alcolea?

El sistema político representado era el sistema canovista de la Restauración, se puede notar en que existe el caciquismo, la corrupción y el turnismo que hay entre los dos partidos, perfectamente identificables. Los Ratones que serían los liberales y los Mochuelos que serían los conservadores. Ambos con unos líderes corruptos y que roban a su pueblo.

                       2-¿Los políticos son los únicos culpables de la situación del país (representado por Alcolea)? ¿Qué critica Baroja de los españoles representados por los habitantes de Alcolea?

No, los habitantes también tienen parte de la culpa, puesto que presentan una actividad pasiva, creen que es necesario que los Mochuelos y los Ratones existan para que el país siga adelante, que ambos partidos son los pilares de la sociedad y no hacen nada para solucionar los problemas que se presentan.

                        3- ¿Por qué Baroja considera que no hay solución posible para los problemas de España?.

Porque la población no está concienciada para ellos, tienen una actitud muy pasiva y creen que lo vigente, como los partidos políticos en España lo hacen bien y que son realmente necesarios para el país, por lo que ante tal estado de pasividad, ellos no hacen nada para remediar los verdaderos problemas ni para si quiera descubrirlos. Sin unión ni conciencia no es posible un cambio.

                       4- En este fragmento Baroja hace alusión a la ataraxia como única posibilidad intelectual ante las injusticias. Di dónde aparece.

''A veces pensaba que todo esto era necesario; pensaba también que se podía llegar en la indiferencia intelectualista, hasta disfrutar contemplando estas expansiones, formas violentas de la vida. ¿Por qué incomodarse, si todo está determinado, si es fatal, si no puede ser de otra manera?, se preguntaba. ¿No era científicamente un poco absurdo el furor que le entraba muchas veces al ver las injusticias del pueblo? Por otro lado: ¿no estaba también determinado, no era fatal el que su cerebro tuviera una irritación que le hiciera protestar contra aquel estado de cosas violentamente?''       

       Las costumbres de  Alcolea eran españolas puras, es decir, de un absurdo completo. El pueblo no tenía el menor sentido social; las familias se metían en sus casas, como los trogloditas en su cueva. No había solidaridad; nadie sabía ni podía utilizar la fuerza de la asociación. Los hombres iban al trabajo y a veces al casino. Las mujeres no salían más que los domingos a misa. Por falta de instinto colectivo el pueblo se había arruinado.  El pueblo aceptó la ruina con resignación.

         —Antes éramos ricos —se dijo cada alcoleano—. Ahora seremos pobres. Es igual; viviremos peor, suprimiremos nuestras necesidades. Aquel estoicismo acabó de hundir al pueblo.

        Muchas veces a Hurtado le parecía Alcolea una ciudad en estado de sitio. El sitiador era la moral, la moral católica. Allí no había nada que no estuviera almacenado y recogido: las mujeres en sus casas, el dinero en las carpetas, el vino en las tinajas. Andrés se preguntaba: ¿Qué hacen estas mujeres? ¿En qué piensan? ¿Cómo pasan las horas de sus días? Difícil era averiguarlo. Con aquel régimen de guardarlo todo, Alcolea gozaba de un orden admirable; sólo un cementerio bien cuidado podía sobrepasar tal perfección.

Esta perfección se conseguía haciendo que el más inepto fuera el que gobernara. La ley de selección en pueblos como aquél se cumplía al revés. El cedazo iba separando el grano de la paja, luego se recogía la paja y se desperdiciaba el grano.

Algún burlón hubiera dicho que este aprovechamiento de la paja entre españoles no era raro. Por aquella selección a la inversa, resultaba que los más aptos allí eran precisamente los más ineptos. En Alcolea había pocos robos y delitos de sangre: en cierta época los había habido entre jugadores y matones; la gente pobre no se movía, vivía en una pasividad lánguida; en cambio los ricos se agitaban, y la usura iba sorbiendo toda la vida de la ciudad. El labrador, de humilde pasar, que durante mucho tiempo tenía una casa con cuatro o cinco parejas de mulas, de pronto aparecía con diez, luego con veinte; sus tierras se extendían cada vez más, y él se colocaba entre los ricos.

La política de Alcolea respondía perfectamente al estado de inercia y desconfianza del pueblo.
Era una política de caciquismo, una lucha entre dos bandos contrarios, que se llamaban el de los Ratones y el de los Mochuelos; los Ratones eran liberales, y los Mochuelos conservadores.
En aquel momento dominaban los Mochuelos. El Mochuelo principal era el alcalde, un hombre delgado, vestido de negro, muy clerical, cacique de formas suaves, que suavemente iba llevándose todo lo que podía del municipio.
El cacique liberal del partido de los Ratones era don Juan, un tipo bárbaro y despótico, corpulento y forzudo, con unas manos de gigante; hombre, que cuando entraba a mandar, trataba al pueblo en conquistador. Este gran Ratón no disimulaba como el Mochuelo; se quedaba con todo lo que podía, sin tomarse el trabajo de ocultar decorosamente sus robos. Alcolea se había acostumbrado a los Mochuelos y a los Ratones, y los consideraba necesarios. Aquellos bandidos eran los sostenes de la sociedad; se repartían el botín; tenían unos para otros un “tabú” especial, como el de los polinesios. Andrés podía estudiar en Alcolea todas aquellas manifestaciones del árbol de la vida, y de la vida áspera manchega: la expansión del egoísmo, de la envidia, de la crueldad, del orgullo. A veces pensaba que todo esto era necesario; pensaba también que se podía llegar en la indiferencia intelectualista, hasta disfrutar contemplando estas expansiones, formas violentas de la vida. ¿Por qué incomodarse, si todo está determinado, si es fatal, si no puede ser de otra manera?, se preguntaba. ¿No era científicamente un poco absurdo el furor que le entraba muchas veces al ver las injusticias del pueblo? Por otro lado: ¿no estaba también determinado, no era fatal el que su cerebro tuviera una irritación que le hiciera protestar contra aquel estado de cosas violentamente?       
                                                                     TEXTO 2

              Andrés Hurtado estudia medicina en Madrid (como hizo el propio Baroja), lo cual le sirve a Pío Baroja para reflexionar sobre la situación cultural y educativa del país:

                    1- ¿Qué opinaba sobre la educación universitaria en España? ¿Cómo eran los profesores? ¿Y los alumnos? Relaciónalo con lo que antes pusiste sobre los Regeneracionistas y la Institución Libre de Enseñanza.

La educación era bastante mala correspecto a la de otros países de Europa, los profesores eran bastante mayores y se mantenían en la enseñanza gracias a la simpatía y la influencia trabajada con los años de trabajo, pero tal edad era demasiada como para realizar una buena instrucción de sus alumnos. Por otra parte podemos ver el lado del alumnado, el cual es uno muy pasivo respecto a la educación y a la religión, el cual se burla de sus profesores y no presta atención a nada, si no que solo busca divertirse y disfrutar al máximo.

Los Regenaricionistas crean la Institución Libre de Enseñanza para acabar con los malos hábitos de la educación y poder así formar hombre que sean capaces de ver los verdaderos problemas que tienes España y así poder solucionarlos.

                    2- ¿La gente realmente venía a Madrid a prepararse académicamente?

No, muchas de las personas jóvenes que iban a Madrid para su preparación en realidad lo que buscaban era la mera diversión, el disfrute, el vicio sexual, etc.

                    3- ¿La gente culta y con inquietudes podía saber lo que pasaba realmente en España? ¿Por qué?

No, pues por mucho que intentasen ver de una manera clara la realidad y los problemas de España no lo lograban. Probablemente se debiera a las altas restricciones culturales, como por ejemplo el periodismo, el cual daba una idea poco clara y falsa de la realidad dando a entender que lo español era lo más grande y mejor y que lo que estuviera fuera de sus dominios era pequeño y peor.

                    4- ¿Por qué España vivía aislada culturalmente?

Los países externos a España no hablaban ni bromeaban de la antes dicha pues nos odiaban, España vivía en un ego y un optimismo absurdo, pensábamos que todo lo que fuera español era lo mejor y que lo de fuera a este grupo era algo peor. Se podría decir que en esto claramente influía la política y los medios de comunicación, además de la pasividad de los estudiantes.




       En un ambiente de fricciones,  residuo de un pragmatismo viejo y sin renovación vivía el Madrid de hace años .Otras ciudades españolas se habían dado alguna cuenta de la necesidad  transformarse y de cambiar; Madrid seguía inmóvil, sin curiosidad, sin deseo de cambio.

El estudiante madrileño, sobre todo el venido de provincias, llegaba a la corte con un espíritu donjuanesco, con la idea de divertirse, jugar, perseguir a las mujeres pensando, como decía el profesor de Química con su solemnidad habitual, quemarse pronto en un ambiente demasiado oxigenado.



      Menos el sentido religioso, la mayoría no lo tenían, ni les preocupaba gran cosa la religión; los estudiantes de las postrimerías del siglo XIX venían a la corte con el espíritu de un estudiante del siglo XVII, con la ilusión de imitar, dentro de lo posible, a Don Juan Tenorio y de vivir.
       El estudiante culto, aunque quisiera ver las cosas dentro de la realidad e intentara adquirir una idea clara de su país y del papel que representaba en el mundo, no podía. 
       La acción de la cultura europea en España era realmente restringida, y localizada a cuestiones técnicas, los periódicos daban una idea incompleta de todo; la tendencia general era hacer creer que lo grande de España podía ser pequeño fuera de ella y al contrario, por una especie de mala fe internacional.



Si en Francia o en Alemania no hablaban de las cosas de España, o hablaban de ellas en broma, era porque nos odiaban; teníamos aquí grandes hombres que producían la envidia de otros países: Castelar, Cánovas, Echegaray... España entera, y Madrid sobre todo, vivía en un ambiente de optimismo absurdo. Todo lo español era lo mejor.

Esa tendencia natural a la mentira, a la ilusión del país pobre que se aísla, contribuía al estancamiento, a la fasilificación de las ideas.


Aquel ambiente de inmovilidad, de falsedad, se reflejaba en las cátedras. Andrés Hurtado pudo comprobarlo al comenzar a estudiar Medicina. Los profesores del año preparatorio eran viejísimos; había algunos que llevaban cerca de cincuenta años explicando. Sin duda no los jubilaban por sus influencias y por esa simpatía y respeto que ha habido siempre en España por lo inútil. Sobre todo, aquella clase de Química de la antigua capilla del Instituto de San Isidro era escandalosa. El viejo profesor recordaba las conferencias del Instituto de Francia, de célebres químicos, y creía, sin duda, que explicando la obtención del nitrógeno y del cloro estaba haciendo un descubrimiento, y le gustaba que le aplaudieran. Satisfacía su pueril vanidad dejando los experimentos aparatosos para la conclusión de la clase con el fin de retirarse entre aplausos como un prestidigitador.Los estudiantes le aplaudían, riendo a carcajadas. A veces, en medio de la clase, a alguno de los alumnos se le ocurría marcharse, se levantaba y se iba. Al bajar por la escalera de la gradería los pasos del fugitivo producían gran estrépito, y los demás muchachos sentados llevaban el compás golpeando con los pies y con los basto. En la clase se hablaba, se fumaba, se leían novelas, nadie seguía la explicación;
alguno llegó a presentarse con una corneta, y cuando el profesor se disponía a echar en un vaso de agua un trozo de potasio, dio dos toques de atención; otro metió un perro vagabundo, y fue un problema echarlo. Había estudiantes descarados que llegaban a las mayores insolencias; gritaban,
rebuznaban, interrumpían al profesor. Una de las gracias de estos estudiantes era la de
dar un nombre falso cuando se lo preguntaban.
—Usted —decía el profesor señalándole con el dedo, mientras le temblaba la perilla
por la cólera—, ¿cómo se llama usted?
—¿Quién? ¿Yo?
—Sí, señor ¡usted, usted! ¿Cómo se llama usted? —añadía el profesor, mirando la lista.
—Salvador Sánchez.
—Alias Frascuelo —decía alguno, entendido con él.
—Me llamo Salvador Sánchez; no sé a quién le importará que me llame así, y si hay alguno que le importe, que lo diga —replicaba el estudiante, mirando al sitio de donde había salido la voz y haciéndose el incomodado.
—¡Vaya usted a paseo! —replicaba el otro.
—¡Eh! ¡Eh! ¡Fuera! ¡Al corral! —gritaban varias voces.
—Bueno, bueno. Está bien. Váyase usted —decía el profesor, temiendo las consecuencias de estos altercados.

El muchacho se marchaba, y a los pocos días volvía a repetir la gracia, dando como suyo el nombre de algún político célebre o de algún torero.

Andrés Hurtado los primeros días de clase no salía de su asombro. Todo aquello era demasiado absurdo. Él hubiese querido encontrar una disciplina fuerte y al mismo tiempo afectuosa, y se encontraba con una clase grotesca en que los alumnos se burlaban del profesor. Su preparación para la Ciencia no podía ser más desdichada.

              3.3- Su concepto de novela:
                    
                      3.3.1-  ¿Por qué se dice que las novelas de Baroja eran desordenadas? 

Baroja las hacía así pues, para él, la novela es un género que abarca todo y por ende se despreocupaba de la composición de las mismas, porque para él, el escribir una novela ordenada no era crear unos buenos personajes llenos de vida si no que prefería unas novelas disgregadas en las que daba más importancia a las anécdotas y episodios, porque a su manera de ver, la vida es una sucesión de hechos aleatorios.

                     3.3.2- ¿Tenían muchos o pocos personajes?¿Por qué tipos de personaje muestra más simpatía?
             
En sus novelas hay un gran y amplio abanico de personajes con características propias y pertenecientes a distintas clases sociales, aunque es verdad que prestaba más atención a los humildes que por ejemplo a los burgueses, los cuales tachaba de viciosos y ociosos. Por otra parte, vemos que Baroja se va deshaciendo de muchos de los personajes a medida que avanza la historia, pues no les da importancia y no le interesa dárnoslos a conocer en todos sus aspectos (psíquico, físico, etc). Estos últimos los utiliza sobre todo para darnos a conocer su visión y representación de la sociedad de la época.

               3.4- Estilo:
                    
                      3.4.1- ¿En qué dos aspectos narrativos se dice que Baroja era un maestro?

En las conversaciones, pues suele pretender informarnos mediante ellas de las actitudes de cada personaje.

Y en las descripciones, pues son rápidas pero con detalles importantes o resaltantes que nos llaman la atención. Se habla de que utilizaba una técnica un tanto impresionista que se diferencia con claridad de las largas descripciones que se realizaban en el Realismo, que tenían todo tipo de detalle.

                      3.4.2- ¿Cómo era su lenguaje? (Algunos incluso lo critican)

Baroja hace uso de un lenguaje rápido pero coherente, este lleva al extremo la tendencia antiretórica de los escritores del 98. El resultado de esto es una prosa rápida y nerviosa pero que nos da a entender lo que nos quiere transmitir. Si nos fijamos, nos daremos cuenta de que hace uso de un tono agrio propio de él manifestándose así con expresiones contundentes pero con el contrapunto de que puede aparecer cierta ternura de repente 
             
              3.5- Principales novelas: Títulos de sus principales novelas y argumento resumido de El árbol de la ciencia.

Sus principales novelas, son: 

-''Tierra Vasca''.
-''La raza''.
-''La lucha por la vida''.
-El árbol de la ciencia''.
-''El pasado''.
-''La vida fantástica''.
-''Las ciudades''.
-''El mar''.
-''Agonías de nuestro tiempo''.
-''La selva oscura''.
-''La juventud perdida''.

El árbol de la ciencia es una novela que se centra en la evolución que presenta su protagonista, Andrés Hurtado, a lo largo de sus vivencias y experiencias, el cual tiene muchísimas coincidencias con el autor de la novela, Pío Baroja. Andrés es una persona apasionada por la ciencia que, al llegar a la Universidad se dará cuenta de que sus sueños en ella y en la vida se verán frustrados. Todo esto lo podemos notar en los viajes que realiza por varias de las localidades españolas hasta que hace retorno a Madrid donde se encuentra con una gran desesperación de su mente que termina explotando con la muerte de su amada, Lulú y que por desgracia harán que la obra finalice en tragedia.


                                                       4- MIGUEL DE UNAMUNO


          4.1- Haz una rápida biografía. Presta especial atención a las distintas crisis espirituales que sufrió (cuántas y cuándo) y las consecuencias que tuvieron en su pensamiento.

Miguel Unamuno nace en Bilbao en 1864. Más tarde procede a estudiar filosofía y letras en la universidad de Madrid. Para el doctorado, publicó su tesis de la Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, poco después, accede a la cátedra de lengua y literatura griega en la universidad de Salamanca en la que ejerció como rector y catedrático de lengua castellana desde 1901. Vivió en Salamanca la mayor parte de su vida exceptuando su periodo de destierro desde el 1924 hasta el 1930 en Fuerteventura y Francia con motivo de ser contrario a la dictadura de Primo Rivera. Más tarde acabó por morir en 1936 tras ser condenado a vivir en su domicilio tras el levantamiento militar de Franco.

Por otra parte podemos apreciar que inicialmente sus preocupaciones intelectuales estaban orientados a lo ético y al ámbito de la fe. Sin embargo, sus contradicciones personales y sus paradojas actuaron impidiendo que se desarrollase un sistema coherente en él, de modo que tuvo que recurrir a la literatura para resolver los problemas con su propio yo dejando así atrás a la fe. Esta es una de sus grandes crisis además de otra que le hace plantearse el suicidio.








    

        4.2- Ideología:
                 
                  4.2.1-¿Creía en Dios?

Si, este sentía una profunda fe hacia la religión, pero la fue perdiendo con el paso del tiempo hasta alejarse de la ortodoxia cristiana, todo ello, debido a unas crisis que tuvo de joven. Es en ese momento que entran en conflicto para él lo que es ideal y lo que es real y lo que es idílico y lo racional.


                  
                 4.2.2- ¿Por qué se dice que Unamuno fue un intelectual contradictorio: explica cuál era su conflicto interior a la hora de querer creer en Dios (lo llamaba el sentimiento trágico de la vida)?

El quería creer en Dios porque le gustaba pensar que había algo tras de la muerte, algo parecido a la inmortalidad o la reencarnación, que no se terminaba todo en ese instante, pero era algo que para él era difícil de creer pues la ciencia le demuestra que no puede creer en la existencia de dios alguno. El deseo y la fantasía propia chocan contra la realidad y lo racional, es por esto que Unamuno sufre una de sus crisis. Vive un conflicto entre su razón y su sentimiento.
        
            4.3- Concepto de novela:

                    4.3.1 ¿Qué son las nivolas?

''Nivola'' es el término que crea Unamuno para referirse a un tipo de novela diferente a la que imperaba a finales del s.XIX, con esto, pretende demostrar las diferencias entre su narrativa y la de las otras.

                    4.3.2- Explica las diferencias entre las novelas realistas tan de moda en el siglo anterior y las nivolas de Unamuno

-Los personajes del Realismo eran muy detallados, se describían de manera precisa tanto en su físico como en su psicología, en cambio los personajes de Unamuno son planos y se presentan como encarnaciones de ideas.

-Predomina mucho el diálogo y el monólogo, en cambio en el Realismo lo que predomina es la descripción. El diálogo se utiliza para reflexionar sobre temas existenciales.

-Las nivolas son narraciones rápidas, en cambio en el Realismo las narraciones eran mucho más largas debido a las grandes y detalladas descripciones.

-Los entornos, al igual que los personajes no son tan detallados en descripción como en el Realismo. Por otra parte, podemos ver que son atemporales porque no se especifica la época donde se desarrollan.  Les interesa el tema, el estilo, etc. No las descripciones.

En general, vemos que son intuitivas, rápidas, menos elaboradas y más espontáneas.
         
            4.4- Principales novelas:
                 
                     4.4.1- Niebla:



                    - Explica brevemente el argumento

Augusto Pérez, un joven rico y profesional, además de hijo único, no sabe que hacer con su vida hasta que por mera casualidad se topa con una pianista de nombre Eugenia Domingo del Arco y comienza a cortejarla acabando en el rechazo dado que tiene novio. Más tarde, Augusto se comienza a relacionar con Rosario, una de las sirvientas de Eugenia, a partir de este momento, Augusto comienza a debatir si el sexo femenino posee alma y si se puede confiar en el mismo. Para comprobar lo antes dicho, Augusto le hace petición a Eugenia de que se case con él y esta, que se había peleado con su novio, acepta, pero poco antes de la boda, Augusto recibe una carta en la que Eugenia dice que no se casará con él y que retomará su relación con Mauricio, al recibir tal noticia, Augusto piensa en suicidarse, pero antes de ello va a Salamanca para ver a Unamuno, el cual le dice que él no existe, si no que es un mero personaje y que está destinado a la muerte. A su vuelta a casa, Augusto muere al lado de su perro Orfeo.

                    -  Lee el siguiente fragmento y contesta estas preguntas:
                   1- ¿Qué decisión había tomado Augusto al ir a visitar a Unamuno?¿Qué le responde Unamuno? ¿Por qué cambia Augusto de opinión? ¿Cuál es el destino que nos espera a todos según Augusto?

Augusto había tomado la decisión de suicidarse, pero antes de ello va a realizar una visita a Unamuno en Salamanca, allí, Unamuno le dice que no es posible que se suicide dado que no es real, sino que es producto de su imaginación, un personaje ficticio. Augusto discute con Unamuno diciendo que él no es ficticio y que puede que el ficticio sea Unamuno, pero Unamuno amenaza con matarle y Augusto se arrepiente, finalmente este va a su casa donde muere junto a su perro.

El destino que nos espera a todos según Augusto es la muerte.

                    2- Explica qué relación establece Unamuno entre la vida y una novela: ¿quién es el novelista de nuestras vidas, quiénes son los equivalentes a los personajes en la vida, somos libres los seres humanos, por qué, cuándo moriremos?

Unamuno dice que nuestro novelista es Dios y que nosotros somos sus personajes ficticios y que él nos maneja a su antojo, por lo tanto es libre de hacernos morir en cualquier momento si lo desea, nuestra vida es como un guión, según el texto todo está definido y nuestro destino está escrito.
                            
       El pobre hombre temblaba como un azogado, mirándome como un poseído miraría.Intentó levantarse, acaso para huir de mí; no podía. No disponía de sus fuerzas.

––¡No, no te muevas! ––le ordené.

––Es que... es que... ––balbuceó.

––Es que tú no puedes suicidarte, aunque lo quieras.
––¿Cómo? ––exclamó al verse de tal modo negado y contradicho.
––Sí. Para que uno se pueda matar a sí mismo, ¿qué es menester? ––le pregunté.
––Que tenga valor para hacerlo ––me contestó.
––No ––le dije––, ¡que esté vivo!
––¡Desde luego!
––¡Y tú no estás vivo!
––¿Cómo que no estoy vivo?, ¿es que me he muerto? ––y empezó, sin darse clara cuenta de lo que hacía, a palparse a sí mismo.
––¡No, hombre, no! ––le repliqué––. Te dije antes que no estabas ni despierto ni dormido, y ahora te digo que no estás ni muerto ni vivo.
––¡Acabe usted de explicarse de una vez, por Dios!, ¡acabe de explicarse! ––me
suplicó consternado––, porque son tales las cosas que estoy viendo y oyendo esta
tarde, que temo volverme loco.
––Pues bien; la verdad es, querido Augusto ––le dije con la más dulce de mis voces––, que no puedes matarte porque no estás vivo, y que no estás vivo, ni tampoco muerto, porque no existes...
––¿Cómo que no existo? ––––exclamó.
––No, no existes más que como ente de ficción; no eres, pobre Augusto, más que un producto de mi fantasía y de las de aquellos de mis lectores que lean el relato que de tus fingidas venturas y malandanzas he escrito yo; tú no eres más que un personaje de novela, o de nivola, o como quieras llamarle. Ya sabes, pues, tu secreto.
Al oír esto quedóse el pobre hombre mirándome un rato con una de esas miradas perforadoras que parecen atravesar la mira a ir más allá, miró luego un momento a mi retrato al óleo que preside a mis libros, le volvió el color y el aliento, fue recobrándose, se hizo dueño de sí, apoyó los codos en mi camilla, a que estaba
arrimado frente a mí y, la cara en las palmas de las manos y mirándome con una sonrisa en los ojos, me dijo lentamente:
––Mire usted bien, don Miguel... no sea que esté usted equivocado y que ocurra precisamente todo lo contrario de lo que usted se cree y me dice.
––Y ¿qué es lo contrario? ––le pregunté alarmado de verle recobrar vida propia.
––No sea, mi querido don Miguel ––añadió––, que sea usted y no yo el ente de ficción, el que no existe en realidad, ni vivo, ni muerto... No sea que usted no pase de ser un pretexto para que mi historia llegue al mundo...
––¡Eso más faltaba! ––exclamé algo molesto.
––No se exalte usted así, señor de Unamuno ––me replicó––, tenga calma. Usted ha manifestado dudas sobre mi existencia...
––Dudas no ––le interrumpí––; certeza absoluta de que tú no existes fuera de mi producción novelesca.
––Bueno, pues no se incomode tanto si yo a mi vez dudo de la existencia de usted y no de la mía propia. Vamos a cuentas: ¿no ha sido usted el que no una sino varias veces ha dicho que don Quijote y Sancho son no ya tan reales, sino más reales que Cervantes?
––No puedo negarlo, pero mi sentido al decir eso era...
––Bueno, dejémonos de esos sentires y vamos a otra cosa. Cuando un hombre dormido a inerte en la cama sueña algo, ¿qué es lo que más existe, él como conciencia que sueña, o su sueño?
––¿Y si sueña que existe él mismo, el soñador? ––le repliqué a mi vez.
––En ese caso, amigo don Miguel, le pregunto yo a mi vez, ¿de qué manera existe él, como soñador que se sueña, o como soñado por sí mismo? Y fíjese, además, en que al admitir esta discusión conmigo me reconoce ya existencia independiente de sí.
––¡No, eso no!, ¡eso no! ––le dije vivamente––. Yo necesito discutir, sin discusión no vivo y sin contradicción, y cuando no hay fuera de mí quien me discuta y contradiga invento dentro de mí quien lo haga. Mis monólogos son diálogos.
––Y acaso los diálogos que usted forje no sean más que monólogos...
––Puede ser. Pero te digo y repito que tú no existes fuera de mí...
––Y yo vuelvo a insinuarle a usted la idea de que es usted el que no existe fuera de mí y de los demás personajes a quienes usted cree haber inventado. Seguro estoy de que serían de mi opinión don Avito Carrascal y el gran don Fulgencio...
––No mientes a ese...
––Bueno, basta, no le moteje usted. Y vamos a ver, ¿qué opina usted de misuicidio?
––Pues opino que como tú no existes más que en mi fantasía, te lo repito, y como no debes ni puedes hacer sino lo que a mí me dé la gana, y como no me da la real gana de que te suicides, no te suicidarás. ¡Lo dicho!
––Eso de no me da la real gana, señor de Unamuno, es muy español, pero es muy feo. Y además, aun suponiendo su peregrina teoría de que yo no existo de veras y usted sí, de que yo no soy más que un ente de ficción, producto de la fantasía novelesca o nivolesca de usted, aun en ese caso yo no debo estar sometido a lo que llama usted su real gana, a su capricho. Hasta los llamados entes de ficción tienen su
lógica interna...
––Sí, conozco esa cantata.
––En efecto; un novelista, un dramaturgo, no pueden hacer en absoluto lo que se les antoje de un personaje que creen; un ente de ficción novelesca no puede hacer, en buena ley de arte, lo que ningún lector esperaría que hiciese...
––Un ser novelesco tal vez...
––¿Entonces?
––Pero un ser nivolesco...
––Dejemos esas bufonadas que me ofenden y me hieren en lo más vivo. Yo, sea por mí mismo, según creo, sea porque usted me lo ha dado, según supone usted, tengo mi carácter, mi modo de ser, mi lógica interior, y esta lógica me pide que me suicide...
––¡Eso te creerás tú, pero te equivocas!
––A ver, ¿por qué me equivoco?, ¿en qué me equivoco? Muéstreme usted en qué está mi equivocación. Como la ciencia más difícil que hay es la de conocerse uno a sí mismo, fácil es que esté yo equivocado y que no sea el suicidio la solución más lógica de mis desventuras, pero demuéstremelo usted. Porque si es difícil, amigo don Miguel, ese conocimiento propio de sí mismo, hay otro conocimiento que me parece no menos difícil que el...
––¿Cuál es? ––le pregunté.
Me miró con una enigmática y socarrona sonrisa y lentamente me dijo:
––Pues más difícil aún que el que uno se conozca a sí mismo es el que un novelista o un autor dramático conozca bien a los personajes que finge o cree fingir...
Empezaba yo a estar inquieto con estas salidas de Augusto, y a perder mipaciencia.
––E insisto ––añadió–– en que aun concedido que usted me haya dado el ser y un ser ficticio, no puede usted, así como así y porque sí, porque le dé la real gana, como dice, impedirme que me suicide.
––¡Bueno, basta!, ¡basta! ––exclamé dando un puñetazo en la camilla–– ¡cállate!, ¡no quiero oír más impertinencias...! ¡Y de una criatura mía! Y como ya me tienes harto y además no sé ya qué hacer de ti, decido ahora mismo no ya que no te suicides, sino matarte yo. ¡Vas a morir, pues, pero pronto! ¡Muy pronto!
––¿Cómo? ––exclamó Augusto sobresaltado––, ¿que me va usted a dejar morir, a hacerme morir, a matarme?
––¡Sí, voy a hacer que mueras!
––¡Ah, eso nunca!, ¡nunca!, ¡nunca! ––gritó.
––¡Ah! ––le dije mirándole con lástima y rabia––. ¿Conque estabas dispuesto a matarte y no quieres que yo te mate? ¿Conque ibas a quitarte la vida y te resistes a que te la quite yo?
––Sí, no es lo mismo...
––En efecto, he oído contar casos análogos. He oído de uno que salió una noche armado de un revólver y dispuesto a quitarse la vida, salieron unos ladrones a robarle, le atacaron, se defendió, mató a uno de ellos, huyeron los demás, y al ver que había comprado su vida por la de otro renunció a su propósito.
––Se comprende ––observó Augusto––; la cosa era quitar a alguien la vida, matar un hombre, y ya que mató a otro, ¿a qué había de matarse? Los más de los suicidas son homicidas frustrados; se matan a sí mismos por falta de valor para matar a otros...
––¡Ah, ya, te entiendo, Augusto, te entiendo! Tú quieres decir que si tuvieses valor para matar a Eugenia o a Mauricio o a los dos no pensarías en matarte a ti mismo,
¿eh?
––¡Mire usted, precisamente a esos... no!
––¿A quién, pues?
––¡A usted! ––y me miró a los ojos.
––¿Cómo? ––exclamé poniéndome en pie––, ¿cómo? Pero ¿se te ha pasado por la imaginación matarme?, ¿tú?, ¿y a mí?
––Siéntese y tenga calma. ¿O es que cree usted, amigo don Miguel, que sería elprimer caso en que un ente de ficción, como usted me llama, matara a aquel a quien creyó darle ser... ficticio?
––¡Esto ya es demasiado ––decía yo paseándome por mi despacho––, esto pasa de la raya! Esto no sucede más que...
––Más que en las nivolas ––concluyó él con sorna.
––¡Bueno, basta!, ¡basta!, ¡basta! ¡Esto no se puede tolerar! ¡Vienes aconsultarme, a mí, y tú empiezas por discutirme mi propia existencia, después el derecho que tengo a hacer de ti lo que me dé la real gana, sí, así como suena, lo que me dé la real gana, lo que me salga de...
––No sea usted tan español, don Miguel...
––¡Y eso más, mentecato! ¡Pues sí, soy español, español de nacimiento, deeducación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo, y el españolismo es mi religión, y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna y mi Dios un Dios español, el de Nuestro Señor Don Quijote, un Dios que piensa en español y en español dijo: ¡sea la luz!, y su verbo fue
verbo español...
––Bien, ¿y qué? ––me interrumpió, volviéndome a la realidad.
––Y luego has insinuado la idea de matarme. ¿Matarme?, ¿a mí?, ¿tú? ¡Morir yo a manos de una de mis criaturas! No tolero más. Y para castigar tu osadía y esas doctrinas disolventes, extravagantes, anárquicas, con que te me has venido, resuelvo y fallo que te mueras. En cuanto llegues a tu casa te morirás. ¡Te morirás,
te lo digo, te morirás!
––Pero ¡por Dios!... ––exclamó Augusto, ya suplicante y de miedo tembloroso y pálido.
––No hay Dios que valga. ¡Te morirás!
––Es que yo quiero vivir, don Miguel, quiero vivir, quiero vivir...
––¿No pensabas matarte?
––¡Oh, si es por eso, yo le juro, señor de Unamuno, que no me mataré, que no me quitaré esta vida que Dios o usted me han dado; se lo juro... Ahora que usted quiere matarme quiero yo vivir, vivir, vivir...
––¡Vaya una vida! ––exclamé.
––Sí, la que sea. Quiero vivir, aunque vuelva a ser burlado, aunque otra Eugenia y otro Mauricio me desgarren el corazón. Quiero vivir, vivir, vivir...
––No puede ser ya... no puede ser...
––Quiero vivir, vivir... y ser yo, yo, yo...
––Pero si tú no eres sino lo que yo quiera...
––¡Quiero ser yo, ser yo!, ¡quiero vivir! ––y le lloraba la voz.
––No puede ser... no puede ser...
––Mire usted, don Miguel, por sus hijos, por su mujer, por lo que más quiera...Mire que usted no será usted... que se morirá. Cayó a mis pies de hinojos, suplicante y exclamando:
––¡Don Miguel, por Dios, quiero vivir, quiero ser yo!
––¡No puede ser, pobre Augusto ––le dije cogiéndole una mano y levantándole––, no puede ser! Lo tengo ya escrito y es irrevocable; no puedes vivir más. No sé qué hacer ya de ti. Dios, cuando no sabe qué hacer de nosotros, nos mata. Y no se me olvida que pasó por tu mente la idea de matarme...
––Pero si yo, don Miguel...
––No importa; sé lo que me digo. Y me temo que, en efecto, si no te mato pronto acabes por matarme tú.
––Pero ¿no quedamos en que...?
––No puede ser, Augusto, no puede ser. Ha llegado tu hora. Está ya escrito y no puedo volverme atrás. Te morirás. Para lo que ha de valerte ya la vida...
––Pero... por Dios...
––No hay pero ni Dios que valgan. ¡Vete!
––¿Con que no, eh? ––me dijo––, ¿con que no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió...! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque
no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos,todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima...
––¿Víctima? ––exclamé. ––¡Víctima, sí! ¡Crearme para dejarme morir!, ¡usted también se morirá! El que
crea se crea y el que se crea se muere. ¡Morirá usted, don Miguel, morirá usted, y morirán todos los que me piensen! ¡A morir, pues!
           
            4.4.2- San Manuel Bueno Mártir:



          - Explica brevemente el argumento

Ángela es una chica de un pueblo llamado Lucerna de Valverde, esta estudió en una escuela de monjas con el dinero que le proporcionó su hermano, Lázaro. Cuando termina sus estudios, vuelve a su pueblo donde conoce al parroco Don Manuel. Pero cuando Ángela cumple los 24 años de edad, Lázaro regresa y quiere llevarse a su hermana y a su madre a América con él, pero no lo consigue y se acaba quedando en el pueblo. Lázaro tiene diferencias con Don Manuel, pero cuando descubre su secreto se forja una buena amistad. Ángela comienza a sospechar del secreto de Don Manuel, el cual pide que no se sepa su secreto, pues para él, es muy importante creer en la vida para luego creer que hay algo en la muerte. Tras la muerte de Lázaro, Don Manuel le visita en la tumba todos los días y acaba muriendo, luego Ángela escribe la historia esperando que nadie se entere del secreto de Don Manuel.

          - ¿Cuál es el conflicto interior de Don Manuel?

Don Manuele dice que hay que creer en la vida para luego creer que hay algo después de la muerte, el espera que creyendo en Dios pueda cumplirse su voluntad de que se le conceda algo tras la muerte y que no se acabe todo ahí, algo como la inmortalidad o la resurrección. 

          -  Explica qué  relación existe entre este conflicto personal  con el sentimiento trágico de la vida de Unamuno.

Son iguales en el sentido de que ambos quieren creer en Dios para luego poder experimentar que hay algo tras de la muerte, pero lo racional y lo real dice que no puede ser así.
         

1 comentario:

  1. Floja la primera parte: contexto histórico y evlución de la gen 98. hasta ahora tu peor blog.Nota: 6

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